Para tratar de evitar el tránsito vehicular fuerte, suelo
viajar los fines de semana. Así fue como en un domingo de viaje me topé con una
capilla en un aeropuerto donde se celebraba la misa dominical. Para mí fue muy extraño pues solía visitar
capillas de hospitales y de aeropuertos pero siempre me parecían una exhibición
de imágenes religiosas. Todo un muestrario de santos y advocaciones marianas, que te invitan a tratar de jugar memoria para reconocerlos.
Ese domingo logré ver a un grupo de personas y una voz fuerte que se escuchaba. El sacerdote
iniciaba la Despedida en una Misa. ¡Que hermosa Capilla!
En el aeropuerto de Tocumen,
en la Ciudad de Panamá se encuentra esta capilla donde se celebra la Misa
Dominical, o por lo menos ese domingo.
Al finalizar algunos, sacerdotes y misioneros se acercaban a
saludar al celebrante e iban indicando su procedencia y hacia donde se
dirigían, la mayoría misioneros.
Allí estaba yo asombrada de ver la capillita repleta, y
agradecida a Dios de permitirme ser testigo de su amor incondicional y del amor
de todos los que transitábamos por esos pasillos.
“El domingo no es un ‘precepto’, sino ’una necesidad
interior’… el domingo también es…la fiesta de la gratitud y de la alegría por
la creación de Dios” (SS. Benedicto XVI, Homilía en Austria 9 de sep/07)
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