martes, 8 de marzo de 2016

Nos encontramos 40 años después.


Por tercera vez trato de comenzar esta entrada, veamos si logro hacerlo, ya que en oportunidades anteriores guardé los archivos en otro equipo y ese otro equipo está a miles de kilómetros.

 Muchas cosas han pasado en los últimos meses, y trataré de escribir sobre ello, si lo que la inspiración me propone vale la pena transmitirlo.

 En esta oportunidad quiero hablarles de los amigos, pero de unos amigos especiales, aquellos que tuvimos en nuestros años de estudio en la adolescencia, cuando comenzábamos a entablar amistad con el sexo opuesto. De los amigos que se han ganado el adjetivo por su presencia en la juventud de nuestras vidas, especialmente aquellos que fueron  personas muy importantes con las que pudimos contar, aquellos a los cuales les contábamos qué chico nos gustaba, o con la amiga que pasábamos leyendo novelas rosa o viendo revistas de moda, aquellas amigas a la que le contábamos  cuando sentíamos mariposas en el estómago cuando alguien que nos gustaba se acercaba a saludarnos, en los que un cómplice para hacer una travesura  era uno de nuestros compañeros de bachillerato. Esos fueron años de amistades tan sinceras, sin rastro de interés, tan sencillos y tan llenos de amor sincero. Amistades que en algunos casos llegaron a convertirse en los primeros amores.

¡Que bella época!, que años tan maravillosos y que regalo tan hermoso me ha dado Dios al contactar nuevamente a estos compañeros de colegio.



 Mi promoción de bachiller este año 2016 cumple 40 años de Aniversario y que gracias a las redes sociales hemos podido reunirnos en un grupo virtual y planificar una hermosa reunión. Todos estamos a punto de llegar a la edad de jubilación, algunos ya son abuelos, otros profesionales exitosos, aventureros, madre y padres abnegados, excelentes personas.

Ha sido maravilloso escucharnos y mantener un chat con cientos de conversaciones, contándonos qué somos y qué hacemos. Me he divertido escuchando canciones a capela, o recordando alguna canción de la época que van subiendo al chat, cada uno va mostrando la personalidad, intereses, la familia, trabajo y las vicisitudes para sobrevivir en Venezuela, no he tenido oportunidad de leer a cada uno pues es casi imposible, cuando te descuidas un par de horas puedes llegar a conseguirte con mas de 500 mensajes por leer; así que alguna forma encontraremos de darnos a conocer.

 Nos hemos convertido en el apoyo de unos con otros, hemos coincidido la gran mayoría en ser padres huérfanos, pues los hijos han salido del país, y hay un dolor en común, dolor que compartido se ha hecho más llevadero.

Por alguna razón abriendo mi Biblia y buscando sobre el versículo “Un amigo es un Tesoro”, comprendí  e interioricé lo que a continuación les coloco:

“El amigo fiel es refugio seguro;
quien lo encuentra, encuentra un tesoro;
un amigo fiel no tiene precio
ni se puede pagar su valor;
un amigo fiel es remedio de vida:
 quien respeta al Señor lo consigue;
quien respeta al Señor consolida su amistad,
porque su amigo será como sea él.”  Eclo 6,14-17

Recordaba años atrás cuando por una tormenta emocional por la que pasaba, hablaba de los amigos, pero en un sentido totalmente diferente.

En esta oportunidad Dios me mostraba otro sentido, el valor verdadero de la amistad. Que grato es  saber que en la medida que vas dando pasos en la vida, ésta te puede ir mostrando un lado hermoso y valioso que pensabas haber dejado muy atrás.

No sé si tendré la oportunidad de reunirme con ellos en algún momento, pero su compañía a través del celular es genial, y por lo tanto que escriben puedo estar horas leyendo sus anécdotas, sus chistes, sus alegrías y sus tristezas.


Gracias Señor por estos  amigos y por haber hecho posible este reencuentro. Que así como nosotros hemos podido reunirnos sean muchos mas los que lo hagan, reviviendo momentos hermosos, apoyándonos y viviendo la esperanza de un futuro mejor lleno de paz y armonía.

Señor, te creo.

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