lunes, 8 de octubre de 2012

Luego de las elecciones presidenciales

Centro de votación

Llevo días tratando de escribir, y las entradas no se terminan para publicarlas, así que nuevamente me siento y encomendándome al Espíritu Santo trato de seguir lo que se me va inspirando.
 ¡Hay que animar, sigue!, escucho una vocecita en mi cabeza,¡ continúa debes animar a muchos, no pueden caer en la depresión colectiva, recuerda lo que ha dicho!, refiriéndose a Henrique Capriles:” Hemos hecho un camino y hemos colocado las semillas, ahora hay que cuidarlas para que maduren y den fruto “y yo le agregaría y ese fruto sea abundante.

Me levanté hoy buscando palabras que alimentaran mi esperanza y llenaran mi corazón de un poco de alegría. Tomé el Misal y comencé a leer  la Antífona de entrada que le corresponde a la Misa de hoy: “Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del universo” Est 13,9.10-11.
Pues sí, estamos en las manos de Dios, y Él sabrá hasta cuándo debemos continuar en este trance. Recuerdo en este momento a una lectora de este Blog, de Cuba, y me hago tantas preguntas que me van inquietando… ¡espera!  me dice mi conciencia. “Piensa cristianamente, ¿no estás en ese camino de transformación que te ha hecho crecer espiritualmente?”  me detengo y digo: Señor en ti está puesta mi confianza, Solo tú tienes palabras de Vida Eterna.

En las colas para votar
Será nuestro deber tolerar y hacernos respetar como hijos de Dios que somos, hacer valer nuestros derechos, velar por el bien de todos, sembrar muchos valores que un discurso violento y lleno de odio ha hecho  dividir al país en dos grupos que no existían, trabajar y trabajar donde estemos insertos en la sociedad, orientar al que actúa bajo pasiones injustas, velar por la justicia. Podrán darme los calificativos denigrantes que quieran, pero mi testimonio de vida deberá derrumbarlos sin tener que levantar la voz para hacer valer lo que como a ser humano tengo derecho. Así desde ya, a trabajar por el bien común.

Que por donde yo pase, deje un mensaje de paz, para que respetando se me respete y donde tolere se me tolere porque un día  estaremos cara a cara ante el Padre y humildemente espero me diga: “Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el Reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Mt  25, 34.



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

3 comentarios:

Pilita en: Mis cositas y yo desde aquí... dijo...

Querida, no sabes cuantas personas oramos por tu amado país.
He seguido las noticias como si fuera el destino de mi propia patria y sentía dolor, no podía creer que se cayera de nuevo en lo mismo.
Pero me quedo con las palabras de Caprile: AUN NO ES EL TIEMPO DE DIOS EN VENEZUELA.
Nuestro Padre les siga dando fortaleza, ánimo, esperanza y la Santísima Virgen cubra su patria con su manto de amor y misericordia.
Ánimo mujer y venezolanos que el Señor nunca desampara!!!

A Real Pilgrimage dijo...

¡Ánimo! Yo también estuve al pendiente, y comparto el mismo dolor de Pilita. No lo pude evitar. Pero Dios es grande y Él usa todo para bien. Así estamos ahora en Estados Unidos, orando por un milagro, pues los católicos comprometidos no queremos que gane Obama, pero que sea Su voluntad y no la nuestra.

Marcelo Martin dijo...

Querida Auxi: Los venezolanos que vivimos aquí en Canarias también hemos sentido esa mezcla de sentimientos, quizás porque añoramos volver a nuestra amada patria, y verla libre y feliz,...Hemos orado, hemos intentado seguir la vocecita de la conciencia que dices tú,...ahora toca seguir en la brecha orando y trabajando para que Dios haga su obra, y se cumpla en nosotros su designio de amor y misericordia. Gracias por compartir tus sentimientos, que la esperanza, virtud cristiana de las grandes, nos mantenaga siempre en pie, unidos a Jesús y a María, y unidos entre nosotros. Un saludo desde este rincón de Canarias,...
Marcelo

Señor, te creo.

Reflexión al Evangelio Jn 20,24-29 Día de Santo Tomas. Cuantas veces Señor me has escuchado decir: sí, yo creo, cuantas veces lo...