Estación de Radio Católica Mundial |
El viaje de Valencia hasta Caracas fue rápido, por ser domingo no había mucho tráfico. Fue placentero, quería guardar silencio pero no fue lo que sucedió.
En algún momento del trayecto pensé en la cita: "Hago el mal que no quiero hacer y dejo de hacer el bien que debo."
Tenía que evangelizar, así que la conversación con la persona que conducía, giró en torno a la fe a lo largo de 1:30 horas que duró el recorrido. Ya comenzamos Señor, trabajando para hacer crecer tu Reino. Pues hágase tu voluntad y no la mía, me dije mentalmente.
Luego de un buen rato de espera en el aeropuerto, algo mundano inició la conversación entre una señora que se me acercó a preguntarme como había hecho para dejarme mis canas y lucieran tan hermosas ¿?
¡Ay Señor, como me consientes! enviándome piropos, pensé . Le di mis consejos respectivos y cómo y por qué había tomado la decisión de mostrarme tal cual Dios estaba transformándome.Ya en el avión tomé mi libreta de notas y comencé a escribir:
Llena de gozo, reinas en mi corazón, Señor.
Tu amor dentro de mi, transforma mi ser.
Quiero ser como tu, seguirte hasta siempre.
Regreso después de haber compartido una experiencia maravillosa como ser humano, en verdad la hermandad entre las personas puede existir si nos dejamos guiar por ese instinto de bondad básica que existe en nuestros corazones, al hacerlo somos felices y desbordamos esa felicidad en los demás, nos provoca abrazar al hermano, decirle algo que le alegre el día, compartir nuestra alegría que reboza nuestra capacidad. No digo que tampoco de vez en cuando algo asoma que espanta, pero que rápidamente lo dejamos pasar y continuamos. Han sido unos días en que las emociones brotaban como recién llegada una primavera. ¿Cansancio?, sí, mucho, desgaste emocional diría yo. Pero valía la pena.
Antenas de transmisión |
La visita al Santuario del Santísimo Sacramento en Hacenville fue el momento de mayor espiritualidad vivido. Creo que así debe ser la entrada al cielo. El silencio absoluto, el solo escuchar el sonido de la madera crujir, a medida que se expande o contrae y el pequeño eco que producía, me llamaba la atención y por momentos detenía mi oración. El altar deslumbrante con su baño de oro, y la majestuosa custodia donde el Rey de Reyes se encontraba expuesto, rodeado de diamantes, rubíes, esmeraldas y demás piedras preciosas. Por un momento pude escuchar la oración de la monja en adoración, una voz angelical, como toda monja de clausura, un susurro que acaricia. Tuvimos la oportunidad de pasar a la sacristía, algo no muy común en las visitas de peregrinos, allí se encuentra el torno y el diseño de esta sacristía permite a las hermanas manipular los ornamentos desde la clausura. Los leccionarios y evangelarios, que pude ver me llenaron de asombro por su gran belleza,¡ todo lo mejor para mi Señor!
Santuario del Santísimo Sacramento |
Interior del Santuario |
Es aquí en este santuario que se encuentra el templo dedicado al Niño Jesús. Nos contaban que en una oportunidad la Madre Angelica compartió con las hermanas que había visto al Niño Jesús subiendo y bajando saltando unas escaleras, durante la construcción del Santuario, ella le preguntó:¿qué haces? y Él le contesto:estoy jugando, esta es mi casa. No es esto hermoso. A mi me conmueve.
Pasamos a la capilla del sótano lugar donde tuvimos la adoración al santísimo y una oración de sanación. El Padre Miguel con la custodia en mano fue realizando la señal de la cruz a cada uno de los peregrinos que nos encontrábamos allí, uno a uno nos arrodillábamos frente el altar y él pasaba con la custodia se detenía en cada uno para bendecirnos con ella. Bendigo a estos sacerdotes que deben quedar adoloridos al tener por tanto tiempo la custodia, no muy liviana supongo yo, entre sus manos. Para hacernos más partícipes en la adoración los peregrinos latinoamericanos entonamos dos cantos en español, Cantemos al Amor de los amores fue uno de ellos, con la ayuda del sacerdote que nos lo pidió. Al salir de la capilla las personas nos indicaban que habíamos cantado muy lindo al Señor. Creo que vivir en una atmósfera de recogimiento y solemnidad hasta el mas sordo musicalmente, entona perfectamente.
Agradecer al Fraile Tarsicius y rezar por su vocación, es lo menos que podemos hacer, tuvo la paciencia de Job para manejar a 22 latinoamericanos de diversas nacionalidades. Tuvo un detalle al final de la peregrinación para conmigo, se dirigió por un pequeño instante a mi y me dijo unas palabras que me animan a seguir adelante sirviendo al Señor Jesús.
Si quieres conocer mas sobre el Santuario del Santísimo Sacramento te invito a visitar su página web
Fray Tarsicius de Argentina, sus consentidos... los argentinos. |
3 comentarios:
Gracias, María, por este relato. Se nota que fue una experiencia profunda para ti. Te felicito
¡Qué experiencia tan hermosa!! ¡Bendito sea Dios por este regalo tan especial!! Me alegro mucho por tí y por todos los que fueron! Gracias por compartir esas fotos, sobre todo la de la capilla, me encanto!! DIos te siga bendiciendo!!
Guau. A mi también me hubiese encantado. Antes del blog podía seguir más esta fabulosa cadena. Me siento muy unido a ella. Fantástica crónica la de tu visita. Un abrazo
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