sábado, 19 de febrero de 2011

La Vigilia Domiciliaria

©Carlos Navea
Tenemos como acto de piedad dentro de un grupo de personas que formamos un Equipo del Movimiento Cursillos de Cristiandad (MCC) realizar por 4 viernes anteriores a un Cursillo una Vigilia Domiciliaria. Por esos 4 viernes entre unas 10 parejas nos turnamos una hora para orar desde nuestras casas y pedir por el éxito de ese Cursillo durante toda una noche  hasta el amanecer. Llevamos varios años haciendolo. No les digo que es fácil, pues los inconvenientes se presentan.

Pero que hermoso es hacer lo que Jesús hacia, levantarse de madrugada, y en la intimidad orar al Padre. Quisiera comentarles qué ha significado para mí, mujer que le cuesta horrores levantarse de la cama de un tirón, y ahora que los años pesan, cada día es una operación de paciencia y fortaleza.

Muchas veces ha sido fácil pues la hora que nos ha tocado a mi esposo y a mi es todavía una hora de actividad. Pero en otras ocasiones ha sido una dura prueba.
Recuerdo una madrugada en la que leyendo de nuestro libro de oraciones poco a poco la lengua se enrredaba cuando el sueño nos agarraba desprevenidos.
Otro día de solo ver a mi esposo como se colocaba de rodillas para tratar de vencer el sueño y seguir orando al Señor, hizo que yo con mas devoción recitara las oraciones que hacíamos.
En una oportunidad tuvimos el regalo de realizar la vigilia a la orilla del mar, en una madrugada con el ruido del oleaje del mar  como fondo.

No siempre hemos podido hacerla juntos, mi esposo y yo, recuerdo una noche, que tuve que realizarla sola pues él se encontraba en el trabajo todavía, me hizo pensar en las personas solteras del grupo que no tenían quien las animara ha hacerla.

Una vigilia muy especial para mi fue una ocasión en que estando en un retiro de silencio en una Abadía Benedictina pude realizar mi Vigilia acompañando a los monjes en sus Maitines.

La oración pienso yo, tiene sus efectos  en estas circunstancias, así la hagas sonnolienta, pues lo que cuenta es la intención de disponerte a intimar con Dios.
Recuerdo un día ante una necesidad muy grande y luego de realizar todo lo que humanamente se podía hacer. Me senté frente a la computadora abrí la página de Adoración Nocturna Mexicana y como una niña que le pide a su Padre lo que mas quiere en este mundo, le hice la petición a mi Padre Celestial. No habían pasado ni 10 segundos cuando la respuesta a tan grande súplica había sido consedida.

Cómo no agradecerle, cómo no amarle, si me muestra su amor de esa manera.
En el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, María; necesitamos estos testimonios. Cuánta gente hay que dice que no tiene tiempo para orar. No es cuestión de tiempo; es cuestión de prioridades. Y para lo importante, siempre hay tiempo. O, como alguien dijo al revés: "Lo que ocupa el centro de tu atención, eso, de hecho, es tu dios"

Angelo dijo...

Que inicativa tan genial y el ambiente que nos relatas hace que casi me haya introducido con vosotros. Gracias por compartirlo. Un beso

Unknown dijo...

La Oración mueve continentes... ánimos...

Capuchino de Silos dijo...

¡Qué delicia de entrada! Me ha conmovido la naturalidad con la que lo narras y su belleza y sencillez para estar con el Señor. ¡Precioso!

Te he visto en el blog de D. Javier.

Gracias y feliz domingo en el Señor.

Señor, te creo.

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