domingo, 3 de mayo de 2015

Sarmiento de tu Viña, Señor.

Abadía Benedictina San José, Güigüe. Venezuela

El Evangelio de este Domingo me invita a meditar la Palabra de Dios. Humildemente les entrego lo que el Señor me ha inspirado.

Evangelio Jn,15,1-8

15,1: Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. 15,2: Él corta los sarmientos que en mí no dan fruto; los que dan fruto los poda, para que den aún más.
 
 
15,3: Ustedes ya están limpios por la palabra que les he anunciado.
 
 
15,4: Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo, si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
 
 
15,5: Yo soy la vid, ustedes los sarmientos: quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada.
 
 
15,6: Si uno no permanece en mí, lo tirarán afuera como el sarmiento y se secará: los toman, los echan al fuego y se queman.
 
 
15,7: Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pedirán lo que quieran y lo obtendrán. 15,8: Mi Padre será glorificado si dan fruto abundante y son mis discípulos.

Este Evangelio me ha hecho pensar sobre mí actuar en las dos circunstancias en las cuales transcurre mi vida actualmente. Y me preguntaba ¿por qué son diferentes? sí tu eres una sola, tu caminar es uno aquí y ¿en el extranjero es otro? No quiero justificarme, y espero plasmarlo bien.

Si, son muy diferentes, pues las circunstancias son muy diferentes. En ambos la presencia de Dios es día a día, la oportunidad de servir, de crecer en Cristo, y de aceptar la Voluntad de Dios es equitativa, pasa por igual. Pero indudablemente que cuando eres un migrante, un extranjero debes ser más humilde que el más humilde de los nacionales donde te encuentres; por qué, pues sencillamente eres un ciudadano de 2da clase con derechos y deberes diferentes. Te encuentras en un lugar que es diferente culturalmente y la tolerancia y el respeto son valores que hay que tener muy presente para no imponerte, para dejar atrás el " en mi país se hace así, en mi país ya pasamos... etc, etc". En ocasiones guardar silencio y ser prudente es la mejor actuación.

Qué ha hecho esta circunstancia en mi proceder de vida cristiana, me ha dado la oportunidad de agradecer lo que Dios Padre puede estar haciendo. Está  podando todo aquello de mi condición humana, cortando todo lo que puede hacerme diferente, alejarme de la imagen de Él como  hija amada creada a su imagen y semejanza. Y de esta manera mi crecimiento me lleve a darle frutos que serán para su Gloria.

Y si quiero ofrecer esos frutos, mi vida en su presencia es primordial, aun en las tormentas, en las debilidades mi permanencia como sarmiento unido a la Vid quiero que sea fuerte y vigoroso que se sostenga  al tronco a pesar de los vientos fuertes y el ataque de agentes externos.

Como conseguirlo? Manteniéndome vigorosa, llena de savia, de vida, mostrando y ofreciendo lo mejor de mí y pidiendo perdón cuando mi falso yo gana la partida en algún momento. En resumen vivir en la Gracia.

Tengo presente que deseo darle a Dios mas frutos, por momentos el miedo, la inestabilidad y la comodidad lo han impedido, ruego a Dios me perdone y a María Madre Santísima le pido de corazón me ayude a amarla como Madre y a cumplir la Voluntad de Dios así como ella lo hizo.


“Dios Padre permíteme crecer en tu Viña y ser sarmiento lleno de Vida para glorificarte a través de los frutos que pueda entregarte como discípula y misionera. Amén  

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