¡Feliz Pascua para todos! Que el
Cristo resucitado nos llene de su luz, nos ayude a crecer en la verdad y nos
permita servirle con caridad.
Hoy domingo en la
Misa de Pascua pude sentir algo que me llenó de emoción. La reconciliación que
necesitamos los venezolanos la podemos conseguir si en verdad cada uno de
nosotros se deja llenar de la luz de Cristo. Esa luz que nos trae la
Resurrección, sabiéndonos arrebatados de la muerte y llenando nuestro interior
de su amor; solo así veremos con los ojos del amor a nuestro prójimo, a aquel
que no aceptamos por tener ideales diferentes a los nuestros.
Esa posibilidad la
puedo sentir porque nos la da Jesús resucitado.Confiemos en que llegarán los
días en que la justicia, la verdad y la paz puedan ser reconocidas en el país,
ese día Dios nos colmará mucho más de su amor y protección. Mientras llega,
nuestra voz por un país libre y soberano debe continuar escuchándose en todo el
mundo.
El Viernes Santo, me
dirigí temprano a participar en la
Adoración Eucarística a una iglesia en particular que me gusta visitar, por el clima
de recogimiento que se vive a esas horas. El grupo había comenzado sus
oraciones pero llegué justo cuando comenzaban la última media hora, escuchaba un Himno, nos remitíamos a repetir las oraciones que el
lector iba leyendo. A medida que continuábamos me sentía conmovida por las
frases. Al ver mi interés una persona me ofreció su libro para que pudiese leer
junto con ella. Así lo hicimos hasta el final.
Me llamó la atención que las oraciones
se dirigían a la Santísima Trinidad. No puse mucho reparo a ello. Pero sentía
la necesidad de conseguir un ejemplar . Al finalizar, la persona se dirigió a mí
y me comentó:
-¿Qué hermosas palabras, verdad?
-Muy hermosas, le contesté.
-Toma, esto era para ti, te esperaba,
Dios quiere que te lo de.
Lo recibí como otra perla preciosa que
me presentaba Dios en mi camino. Le agradecí pues en realidad sentía que las
oraciones allí contenidas serían de provecho.
El librito no tenía editorial, imprimátur
ni nada por el estilo. Cuando llegue a casa, lo buscaré en Google, me dije.
Así continúe mi adoración a lo largo
de la mañana. Luego ya en Google conseguí de qué se trataba.
Era el Trisagio de la SantísimaTrinidad, “una oración poderosa, para rezar y alabar a la Santísima Trinidad;
para que nos proteja, tal como dice: …contra el poder infernal es auxilio
poderoso…De la muerte repentina, del rayo exterminador, de la peste y del
temblor, libra esta oración divina…”
Entendía ahora porque la persona me
indicó al entregármela que la rezara pidiendo por Venezuela., y si me era posible darla a conocer que lo hiciera. Así que la pongo
en sus manos también para que la recen por el futuro de la Patria.
¡Aleluya, Aleluya, Jesús ha resucitado!
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