martes, 22 de octubre de 2013

Llena de incertidumbre

© Carlos Navea
Me preguntaba estos días ¿por qué tantos cambios? Por qué esta sensación?

 Poco a poco he ido descubriendo lo que estaba sucediendo. Todos pasamos por diferentes situaciones en nuestras vidas y si vivimos en la presencia de Dios muchas circunstancias se convierten en camino de purificación. Para algunos el sufrimiento de sobrellevar una penosa enfermedad y su dolor a cuestas será el camino a  emprender. Para otros el dolor no es físico, es del alma, del espíritu.

Hace unas semanas esa sensación extraña pudo más que yo, pero un buen amigo del ciberespacio salió en mi ayuda. Sus palabras alentadoras y su llamada de atención oportuna, me hicieron reaccionar. Si estoy entregada a la voluntad de Dios ¿a qué le temo?  Él será el que guíe mis pasos.

 A veces andamos tan entretenidos que no logramos escuchar a Dios y halamos la cuerda en otro sentido. ¿Cómo nos puede indicar Dios Padre cuándo lo que hacemos no es lo que Él nos pide? pues con la falta de serenidad y gozo al hacer lo que hacemos.

Me torturaba pensando y pensando día tras día: " esto lo estás haciendo por necedad, recapacita"; me decía a mí misma.

Una conversación con un sacerdote me abrió los ojos; de pronto entró la luz y comencé a llenarme de serenidad, de comprensión, comencé a escuchar a Dios nuevamente. Escuchar lo que me decía, no lo que yo quería escuchar. Entendí lo que sentía y el rechazo al cual era invitada a realizar y del cual me negaba a aceptar.
¿Por qué a veces nos enredamos tanto haciendo lo que creemos nos conviene y no escuchamos la voz de Dios?

Días después, el material de estudio en el grupo virtual también me ayudaba a aclarar esas dudas que rondaban. Conversábamos sobre el rosario como oración contemplativa y manifestaba allí lo que me había ocurrido con éste. Indicaba que cuando caminaba en las mañanas, el rosario acompañaba esos pasos y la velocidad de la marcha acompañaba también la velocidad con la que lo recitaba. Rezaba los 5 misterios en 20 minutos, cuando lo finalizaba ya sabía el tiempo de la caminata. Luego cuando comencé a trabajar fui dejando el rosario, me limitaba a rezar uno o dos misterios mientras me dirigía a la Eucaristía diaria. Ha sido difícil tomarlo nuevamente ahora que ya no trabajo fuera de casa, pero en muchas ocasiones me he descubierto rezando Avemarías una detrás de otras al realizar cualquier actividad y me ha quedado como costumbre al sentarme frente al volante del carro comenzar a rezar el rosario, nunca lo termino; pero mientras conduzco generalmente estoy rezando Avemarías (cuando estoy sola) Se que la Virgen Santísima me acompaña y pareciera que me dijera aquí estoy, dime algo. Así lo siento. 

La moderadora del grupo, muy sabiamente me explicó que el rosario se había convertido en mi oración activa ya que el Ave María se recitaba a sí misma en mi interior. Lo comprendí mejor, dejé de sentirme culpable.

Al escuchar esta semana una homilía por televisión en la misa diaria transmitida por EWTN, entendí como Dios me hablaba.

No hay duda entonces, nuestra disposición a establecer una relación más íntima con Dios solo depende de nosotros, pues Dios Padre nos espera desde hace rato.

"Cuando los frutos del Espíritu se desbordan en nuestra vida diaria, experimentamos la plenitud real de la vida cristiana" PTK


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