Leía hoy un
artículo sobre la evangelización a través de Facebook y algunas recomendaciones
que se daban al hacerlo.
Me pareció muy
interesante por el detalle en las pautas que podemos utilizar al hacerlo. En un principio cuando inicié mi perfil
en FB, lo hice para contactar a viejas amistades y compañeros de clase. Luego más
tarde pude darme cuenta del bien que podía realizar evangelizando con esta red
social y así comenzó una tarea que llegó a molestar a algunos que me catalogaron
de fanática. Aparecieron los seguidores, que solo reciben lo que hago público y por ellos continué con mi evangelización a través de FB.
Le tomé un poco
de miedo a lo que publicaba sobre la familia y mis actividades cotidianas en la
red así que las limité por razones de seguridad.
Comencé luego a
escribir notas sobre diversos temas y al ver que a los amigos les gustaba, me
decidí a lanzarme como bloguera y comencé mi blog.
Así fue como se
inició esta bitácora, con la idea de plasmar lo que ocurre en mi vida cotidiana y de ser posible mostrar cómo
me voy dando cuenta de la presencia de Dios en mi vida.
Quiero aprovechar esta entrada para hablarles de lo que significa para mí el
saludo a todo aquél que nos encontramos en la calle o que nos ofrece un
servicio. Me refiero a aquellas personas que pasan horas bajo un sol inclemente
o una lluvia constante en el estacionamiento de un local comercial; o la
persona que nos facilita el llenado del tanque de gasolina de nuestro vehículo.
“Buenos días mi reina”, me saludan dos vigilantes en especial al entrar
al estacionamiento del supermercado o en ocasiones me dicen “cómo está mi
amiguita” me detengo unos segundos más y les saludo con el mismo cariño con el
que se dirigen a mí. Es la manera de demostrarles que en ellos veo el rostro de
Cristo también.
En una ocasión
pude compartir con ellos algo de mi compra, que supieron agradecerme. Quiero aclarar que no tienen mi número de
teléfono ni yo tengo el de ellos, así que no me he valido de estos detalles
para que me indiquen cuando llega un producto especial al mercado.
Suelo saludarles
o despedirme con unos caramelos, que ellos con una gran sonrisa reciben y se
despiden diciéndome “te me cuidas amiguita”. Me lleno de gozo cuando puedo saludarles
y ellos me reconocen. El saludo es tan
importante para mí y creo que es el primer paso para dar un testimonio de vida
en Cristo.
Esta semana luego
de saludarles y estacionar mi vehículo, me dirigí hacia donde estaban y les explique
lo importante que era para mí el saludo que ellos me daban. Les pregunté si podía tomarles una foto y muy
gustosamente posaron para mí.
Ellos me han
enseñado que podemos dejar de lado muchas cosas (los venezolanos) y podemos
volver a ser lo que éramos desde siempre...simplemente ciudadanos.
"Cuando unes tu voluntad a la voluntad de Dios, entonces y sólo entonces rezas en su nombre" Madre Angélica
Qué bonita reflexión!! Que alegría que hayas respondido a esa inspitación del Espíritu Santo para iniciar este blog, espero que continúes con esta labor de amor y sigas compartiendo lo que haces, lo que descubres y lo que piensas!!
ResponderEliminarGloria a Dios!
Ma. Auxiliadora, sabes que durante muchos años de mi vida no saludé a muchos, y lo hacía sabiendo que era una ofensa, una falta de caridad y respeto.
ResponderEliminarGracias a Dios un día entendí en medio de una gran crisis que debía cambiar, que estaba en mí hacerlo y solo por mi bien, porque finalmente solo yo era la afectada en el fondo.
Hoy me alegro com tu con el saludo qe recibo, con el mismo que respondo, con la sonrisa que me ilumina y doy gracias a Dios por este premio!!!
A ese par de chicos el Señor los bendice infinitamente con el don de poder recibir a muchos con su gesto sencillo pero lleno del Espíritu Santo!!!