sábado, 30 de agosto de 2014

Reflexión del Evangelio del Domingo XXII del Tiempo Ordinario. Mt 16,21-27


En todo este año estamos siguiendo durante los Domingos el texto de Mateo y en este Domingo se nos narra la primera predicación por parte de Jesús acerca de su pasión, hoy habla por primera vez de su muerte. Al explicar Jesús a sus discípulos que padecería, hasta el extremo de la muerte, anunciando al mismo tiempo la Resurrección, lo que está es anunciando explícitamente y sin ambigüedades un tipo de mesianismo. No era ciertamente el mesianismo esperado por gran parte del judaísmo y  de aquellos discípulos de al menos de aquellos primeros momentos de explicación de su pasión; es por ello que aparece en este texto el reclamo de Pedro a Jesús de no permitirle morir en el modo en el que él lo anunciaba. El mesianismo que ellos esperaban se inspiraba en el estilo de los héroes políticos reivindicadores del momento, que hasta daban sus vidas en revueltas con la espada en la mano. No se puede negar que existía una sed de justicia muy grande y tampoco se puede negar que si bien Jesús no asumió una posición zelotista revolucionaria, sin embargo Jesús no estuvo ajeno en su mesianismo particular el asumir la causa de los sufridos, excluidos y explotados.

Su mesianismo particular y que sólo él inauguraba era el confiado por Padre, el de ser el Salvador de todos sin excluir a nadie. El modo de su acción mesiánica fue su propia vida para poder cargar sobre sí la raíz de todas las exclusiones sociales, sea judía, samaritana, romana, incluso zelotista revolucionaria, porque aún en ésta existían exclusiones por luchas de poder por el primer puesto del liderazgo. El modo del mesianismo de Jesús fue la de asumir el pecado del mundo, pues solo el Hijo de Dios, apasionado por un amor hacia su Padre pudo entrar en la entraña de la miseria humana y liberarla y convertir lo que es fuente de egoísmo humano en fuente de entrega y solidaridad.

El mesianismo de Jesús es por tanto distinguible, exclusivo pero no excluyente. En su mesianismo entran hasta la causa de los romanos sufridos, griegos sufridos, judíos sufridos y demás. Si Jesús hubiese asumido alguna versión mesiánica de la época hubiese terminado metiendo en un mismo saco a todos aquellos que no fuesen de su partido, tal cual como lo hicieron los de su época.

En este sentido, para entender su causa hay que seguir haciendo lo que él hizo, de lo contrario su mesianismo en nuestros días sería teoría, doctrina; solo se entiende si se vuelve a escuchar su invitación: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. El que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mi causa la conservará”.
Pero ¿cuál cruz es la que seguimos? Creo que debiera ser la de su causa, la más original, la de los pobres, sufrido y marginados del mundo en su condición de desposeídos o de los pecadores, pues es pobre quien también vive el lastre del pecado del mundo: el prostituido, el drogado u otro tipo de descarte social. Si Cristo vino para tomar el pecado del mundo es desde allí donde nos conseguimos con una cruz que pudiéramos abrazar. Allí se consiguen problemas y adversidades, pues hasta de parte de nuestras filas cristianas no se aceptan de buenas a primera, se opta de mejor manera en este caso por una especie de  caridad a la carta, se habla incluso de hacer “obras de caridad” no de vivir la caridad, sino de hacer obras a control remoto en la que se esté distante del rostro sufrido, donde ni siquiera el óxido de su sudor se sienta. Por ello abundan cenas a beneficios, bingos, tardes de té, recepciones y demás donde el remanente de la ganancia que siempre es poco en comparación con lo invertido se convierte en aliciente de conciencia… ¡qué cruz!; y si a ese estilo de “mundanidad espiritual” (Francisco, EG 95) le acompaña alguna espiritualidad de un movimiento integrista en la que se resalta un tipo de ascética mortificativa de castigo del cuerpo se termina creyendo que “las cruces” ya han sido colmadas y que en el futuro lo que toca es que Dios (después de esta vida) declare mis méritos. El problema no es que se hagan obras de caridad u obras de castigos ascéticos corporales, sino que los estilos de vidas son muy distantes de lo que significa seguir la cruz de Cristo, es decir, su causa. Como se ve es una relación con Dios muy fuera de uno o muy fuera de Él, sin incidencia en el presente histórico de la voluntad de Dios en nuestras vidas, que solo se hace a través de un proceso de diálogo con Jesús vivo (Lectio divina…), y es allí donde acrece el deseo de contemplarlo en el que sufre: “Tuve hambre y me diste de comer, desnudo y me vestiste, enfermo y encarcelado y me fuiste a ver”.

Para comprender y seguir a Cristo hay que pasar del leer al contemplar, por lo general en este proceso solo se queda en el leer a Cristo, se sabe de su mensaje, de su historia pero no se le contempla, se lee acerca de Cristo pero no se le ve. Por eso que las relaciones con Jesucristo aún de muchos años en una iglesia pueden seguir siendo superficiales, de poca incidencia de compromiso en ver su rostro en el que sufre y asumir su causa, más cómodo resulta una caridad a la carta o de control remoto. Contemplar es como día San Gregorio Magno, Papa, “el conocimiento de Dios que está impregnado de amor”.


Por consiguiente, si se trata de contemplar la cruz de Cristo se busca ver esa cruz desde la dimensión más redentora y solidaria; se trata de la cruz de la injusticia, de la exclusión y de la miseria de todos los tiempos más que de asumir una corriente ascética que busca ver el combate en el deseo meramente carnal de forma individual. La negación de sí mismo no consiste en un ejercicio piadoso sino una opción serena y responsable por aquellos a quienes el sistema les impone exclusión y miseria. Así pues, “no nos inventemos más cruces” como “para no aceptar la verdadera cruz del maestro” (Schökel)
Pbro. Alberto Márquez.

domingo, 17 de agosto de 2014

Reflexión del Evangelio del XX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. Mt 15,21-28

http://peoplecheck.de/s/clamor
El Padre Alberto Márquez, nos presenta su reflexión sobre este Evangelio. Les invito a colocar en los comentarios la frase que más les llamó la atención. Feliz Domingo para todos.

Ya hace tiempo la expresión “fuera de la Iglesia no hay salvación” fue superado por la expresión conciliar “la Iglesia es Sacramento Universal de Salvación para todo el género humano”. La primera, utilizada en su tiempo para hacer alguna explicación bíblica fue popularizada para idealizar la figura de la Iglesia, pero sugería una exclusión de la salvación de todos aquellos que no eran parte de ella hasta negar la salvación para aquellos que nacían en otra confesión religiosa de nuestro mundo. ¡caso de extremismo!. La segunda, “La Iglesia, signo, instrumento, sacramento Universal de Salvación” es más incluyente, sugiere que a través de la evangelización de la Iglesia, otros que no son parte de ella pueden llegar a conocer la Salvación, incluso lo que ella anuncia se extiende a otros por obra del Espíritu Santo por caminos que solo el mismo Espíritu conoce a través de una sabiduría de la verdad o por el derecho natural.

Ya los cristianos discípulos del Señor desde los primeros tiempos se encontraron con el dilema de los fanáticos conservadores judíos que veían a las tierra de paganos como tierras de perdición o como de perros. Esto los llevaba a ser excluyentes en sus predicaciones. La segunda lectura del Domingo, en el texto de Pablo a los Romanos se expresa la angustia del mismo San Pablo al ser rechazado por sus hermanos de raza, quienes por oponerse a su Evangelio recibió acusaciones y persecuciones. Por eso él se considera con orgullo “apóstol de los paganos” y por ser rechazado, ahora otros, es decir los paganos, han conocido la reconciliación del mundo, Jesús de Nazareth. Por la “desobediencia” de los judíos ahora los de tierras extranjeras “han alcanzado misericordia”.

Por tanto, ese universalismo de la salvación ya se ve expresado en el pasaje evangélico del texto de hoy (Mt 15,21-28) cuando Jesús al reconocer o valorar la fe de la mujer pagana cananea exclama “Mujer, ¡qué fe tan grande tienes”! que se cumpla tus deseos”. A primera vista, la “aparente objeción” de Jesús de hacer el milagro de la cananea, por no ser parte de la ovejas descarriadas de Israel o por ser un perrito a quien se le estaría dando el pan de los hijos, refleja las objeciones de las comunidades de judíos cristianizados que viviendo al norte de Israel o al sur de Siria (Tiro y Sidón), donde se escribe el Evangelio de Mateo, no acababan de entender la posibilidad de tener creyentes cristianos venidos del paganismo.

La mujer cananea que exclama “Hijo de David” o “Señor ayúdame” no es una tal mujer cananea, sino un símbolo de todas aquellas personas fuera de Israel, que sintiéndose atraídos por el mensaje de un judío llamado Jesús de Nazareth ahora experimentan la salvación. Esta texto de hoy, más allá de la reconstrucción literaria de este pasaje (pues Jesús quien mandó a “predicar a todas las naciones”,  jamás excluyó a nadie), lo que busca anunciar es que Jesús sí reconoció que fuera de los de su propio pueblo habían expresiones de fe muy grande. Con esa alabanza pública de la fe de esta mujer queda demostrado que la fe no conoce fronteras raciales, culturales y sociales. La fe verdadera se vive solamente donde hay corazones abiertos y donde hay cerrazones del espíritu lo que queda es aspereza y rechazos entre hermanos.

Ha sido el puritanismo racial y religioso lo que ha generado guerras inacabadas en el mundo como las que vemos en estos días en el medio oriente. Los extremos palestinos del Hamas y el Hizbolá y de los extremistas también presente entre israelíes nos demuestran lo peligroso del exclusivismo. También los movimientos integristas de nuestra iglesia, aunque no en las dimensiones de guerras religiosas, retardan un anuncio más alegre del evangelio en nuestros tiempos. Podemos distraernos de lo más importante como es el anuncio gozoso ante un mundo triste por querer defender el puritanismo o el integrismo espiritual de nuestros grupos. Se gastan muchas energías en querer asumir estilos de vidas al modo de ciertos católicos del pasado, que por no decir ya nada al mundo de hoy, terminamos con nuestras caras de vinagre excluyendo a los demás. En términos del Papa Francisco, debemos “salir” de nuestras comodidades y ser “osados” al buscar la fe escondida que están aún en aquellos espacios que peyorativamente se les llaman paganos. El anuncio del evangelio no es únicamente una cuestión de celebrar ritos religiosos y vivir estructuradamente en la situación de espera de los demás. Repensar el evangelio nos llevar a cambiar nuestros centros de intereses, formas, tradiciones, normas, devociones, religiosidades, con vista a que el evangelio llegue no solo a todas partes en el sentido geográfico sino a las distintas partes de la vida. Pero no hay que tener miedo, se debe tener la osadía de la mujer cananea quien se acerca a Jesús y le dice: “pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesas de sus dueños”.

Pbro. Alberto Márquez.
albertoarqui@hotmail.com

viernes, 15 de agosto de 2014

Ella me mira desde lo alto

(c) mariauxivi.blogspot.com
Nuevamente me siento frente a mi laptop. Me siento para plasmar en letras lo que el corazón grita entre sus latidos.

Han sido días llenos de alegrías y gozo pero también nubarrones oscuros, como los que cubren de pronto el cielo panameño han aparecido. Por momentos pierdo la calma y me pregunto, ¡Aha! ¿Dónde está tu entrega a la voluntad de Dios?
Aparecen entonces la Oración de Bienvenida, oración que practicamos en la comunidad de Extensión Contemplativa. Pero es que en la turbulencia pierdes el equilibrio y solo por un instante como novata pierdo la compostura.

En fin, les cuento,  vivo a dos cuadras de un Santuario Mariano, solo alcanzo a rezar dos Avemarías del rosario desde que salgo de casa hasta que llego al Santuario, normalmente rezaba el rosario completo mientras caminaba cuando estaba en Venezuela de tal manera que ahora no logro completarlo. No conduzco automóvil en esta ciudad, así  que no puedo rezarlo al manejar (creo que alcanzaría a rezar los 5 misterios en una buena tranca vehicular pues suceden a diario).Así que el ejercicio piadoso del rezo del rosario ha sido casi imposible hacerlo.

Cuando asisto a Misa, una imagen imponente del Inmaculado Corazón de María colocada en el centro del santuario me da la bienvenida. Muy peculiar para mí esta imagen que muestra a una Virgen algo regordeta a mi parecer, esa es la Virgen que me espera, como una mamá que espera a sus hijos.
Inmaculado Corazón de María
 Cuando me dirijo a ella en oración le digo que no he podido con el rosario, y es que hasta compré un ábaco para tratar de rezarlo mientras preparaba las comidas, imitando lo que hacemos en Cursillo… y nada, imposible, culminaba el día con solo un misterio terminado.  Creo que no es la forma en que la Virgen María quiere que me dirija a ella, pensé un día en que me dí por vencida.  Hasta que leí esto de Padre Thomas Keating:” Las prácticas que creemos  ser esenciales para nuestros planes de santidad, cuidadosamente trazados por nosotros, tienden a ser roídas por la providencia divina. Para rematar entonces me llegaron las siguientes líneas a través de mi grupo de estudio: Recuerda que en el camino contemplativo la vida de oración se va simplificando cada vez más. Ahí precisamente está el Don de Consejo.... todas las devociones son medios... no fines en sí mismos....

Así que aliviada de no cumplir con el rezo de rosario diario y dirigiéndome a nuestra madre Santísima con las palabras y oraciones que salen de mis labios, le pido interceda ante su hijo y nos bendiga y cuide a todos. Cuando llego al santuario le entrego mis angustias que generalmente son las de una madre y esposa.

 Nadie sabe por qué erigieron este Templo como Santuario, ya que hasta el momento ningún milagro ha sucedido. Teniendo en cuenta lo que dice Wikipedia, muchos esperan que ocurra. Fue inaugurado el 22 de Agosto de 1949 día del Corazón Inmaculado de María. Así que durante nueve días desde el martes 13 se está realizando la Novena Solemne. No me imaginaba que la Virgen María me tenía este hermoso regalo. Una liturgia bellamente llevada y allí en la oración para todos los días que nos han entregado, estamos los exiliados y lejanos del hogar, presentes. He sido invitada a participar en una de las Eucaristía como proclamadora de La Palabra, ¡que creen! la Virgen me invita a dirigirme a ella con esta sencilla participación. Ahora lucho contra la lluvia, el calor, la pereza en fin las excusas para asistir los 9 días.

La vida en Panamá no ha sido sencilla. Las cosas han sucedido paso a paso, un día dando paso al siguiente, tomando decisiones a medida que se van presentando diferentes alternativas. Algo sucede de pronto que cambia todos los planes y al mismo tiempo la solución aparece por otro o por lo menos se abren otros caminos. Es el discernimiento actuando y cuando te equivocas interviene Dios Padre enderezando el camino.
Les dejo a continuación un fragmento de la oración de la Novena escrita por San Juan Pablo II.

“Tú que eres Madre, enjuga las lágrimas de los que lloran, de los que han perdido sus seres queridos, de los exiliados y lejanos de su hogar, haz que procuremos la cultura y el trabajo digno.”





lunes, 4 de agosto de 2014

Una Capilla inesperada


Para tratar de evitar el tránsito vehicular fuerte, suelo viajar los fines de semana. Así fue como en un domingo de viaje me topé con una capilla en un aeropuerto donde se celebraba la misa dominical.  Para mí fue muy extraño pues solía visitar capillas de hospitales y de aeropuertos pero siempre me parecían una exhibición de imágenes religiosas. Todo un muestrario de santos y advocaciones marianas, que te invitan a tratar de jugar memoria para reconocerlos.

Ese domingo logré ver a un grupo de personas y una voz  fuerte que se escuchaba. El sacerdote iniciaba la Despedida en una Misa. ¡Que hermosa Capilla!

 En el aeropuerto de Tocumen, en la Ciudad de Panamá se encuentra esta capilla donde se celebra la Misa Dominical, o por lo menos ese domingo.




Al finalizar algunos, sacerdotes y misioneros se acercaban a saludar al celebrante e iban indicando su procedencia y hacia donde se dirigían, la mayoría misioneros.




Allí estaba yo asombrada de ver la capillita repleta, y agradecida a Dios de permitirme ser testigo de su amor incondicional y del amor de todos los que transitábamos por esos pasillos.

“El domingo no es un ‘precepto’, sino ’una necesidad interior’… el domingo también es…la fiesta de la gratitud y de la alegría por la creación de Dios (SS. Benedicto XVI, Homilía en Austria 9 de sep/07)