martes, 12 de junio de 2012

Sal y luz del Mundo

Escuchando el evangelio de hoy en Misa, donde Jesús nos dice que somos la sal y luz de la tierra, Mt 5,13-16 y leyendo luego en el misal la pregunta: ¿Los que te rodean perciben que eres sal y luz para ellos? comprendí en ese momento dos situaciones que habían ocurrido con anterioridad.

 Junto con mi esposo, nos acercamos a la Eucaristía varias veces en la semana, además de la Misa Dominical, de tal manera que los que coincidimos en la misa diaria vamos formando una pequeña comunidad que se va conociendo. Hace un tiempo le solicitaron a mi esposo ser Ministro Extraordinario de la Eucaristía, lamentablemente su trabajo no le permitía asumir un compromiso de tal magnitud, pero lo que me llenaba de gozo era ver como Dios Padre a través de otros bendecía el sacrificio que hacíamos al estar tan temprano después de pocas horas de sueño, día tras día sin descanso, fueron tres años agotadores. Muchos criticaban el compromiso laboral asumido, otros nos acompañaban con sus oraciones y consolaciones que yo agradecía desde el fondo de mi corazón.

Esta situación permitió que yo me  convirtiera en bloguera, y fue el blog y la lectura de otros los que ocuparon parte del tiempo que no podía dedicar en los Apostolados en que participábamos mi esposo y yo.

Pero tomados de la mano, junto con Cristo entre ambos, pudimos sobrellevar todo el peso de la cruz que se nos daba. El señalamiento de amigos, de hermanos de Iglesia, el dolor de la falta de apoyo solo duraba por momentos, pues siempre llegaba una mano cariñosa o unas palabras alentadoras que nos sacaban de la tristeza. Y lo mas importante Dios como Padre amoroso nos fue mostrando su consentimiento en este trance. Nos sucedieron cosas extraordinarias. Algunas las guardo en mi corazón y solo salen a relucir en mi mente de vez en cuando.

La semana pasada, luego de terminar la misa, alguien me detuvo al salir y me dijo: "Dios la bendiga, yo estoy en este camino nuevamente, no puedo faltar a Misa, la he visto como lee en la misa", no recuerdo que mas me dijo, pues quedé sorprendida, solo atiné a decirle, Todo para Gloria de Dios. Estaba siendo testimonio, era sal y luz del mundo, era lo que Cristo me pedía. Mi esposo y yo al asistir a misa juntos dábamos un testimonio sin proponérnoslo y Dios nos enviaba consolaciones que nos llenaban de gozo.

El sacerdote que celebró la Misa nos leyó un poema muy hermoso, luego de llevarnos a preguntarnos si éramos ese testimonio que Cristo nos pedía.

Les dejo aquí el poema, titulado Gente, de Hamlet Lima Quintana.


GENTE 

Hay gente que con solo decir una palabra 
enciende la ilusión y los rosales; 
que con solo sonreír entre los ojos, 
nos invita a viajar por otros mundos 
y permite florecer todas las magias. 


Hay gente que con solo dar la mano, 
rompe la soledad, pone la mesa, 
sirve el puchero, coloca las guirnaldas; 
que con solo empuñar una guitarra 
te regala una sinfonía de entrecasa. 


Hay gente que con solo abrir la boca, 
llega hasta los límites del alma, 
alimenta una flor, inventa sueños, 
hace cantar el vino en las tinajas. 
Y se queda después como si nada. 


Y uno se va de novio con la vida, 
desterrando una muerte solitaria, 
pues sabe que a la vuelta de la esquina, 
hay gente que es así, tan necesaria. 


Hamlet Lima Quintana 

Solo deseo que tu seas sal y luz donde quieras que vayas, que lleves a Cristo en tu corazón y que tus manos sean las de Él y tus palabras las de Él.

Esta entrada forma parte de Catholic Bloggers Blog round-up. Les invito a visitarles y utilizar el botón del traductor de la barra de la derecha.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo Amén.

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