No sabía como lo haría. Pero entonces leyendo el Blog de Angelo, Siete en Familia, se me ocurrió una idea.
Le pedí a mi esposo que imprimiera siete párrafos de la
entrada que había publicado Angelo ese mismo 31 de Diciembre: Un año más para amar. Recorté cada
párrafo y lo pegue sobre un fondo colorido que conseguí en una de las bolsas de
papel de las compras que habíamos hecho. Justo alcanzaba para las siete
personas que recibiríamos el Año Nuevo. Eran la familia, los amigos que Dios
Padre nos presentaba para que mutuamente nos hiciéramos compañía en estas
tierras extrañas.
Todos de Venezuela de tal manera que las costumbres, la
comida iban a ser las mismas a las cuales todos estábamos acostumbrados. Una
que otra variante se presentó sin ningún problema.
Por supuesto que mi Torta Negra no faltó en la mesa, preparada en
Venezuela y embalada de la mejor manera para que llegara a tierras panameñas en
perfectas condiciones.
Llegó la hora de la cena y luego de realizar la bendición de los
alimentos, me armé de valor y saqué el material preparado. Les indiqué que cada
uno debía tomar un cartoncito y luego lo leeríamos en voz alta. El contenido de
cada párrafo era lo que Dios Padre quería que trabajáramos en el Nuevo Año. Así
lo hicimos, al finalizar dije unas palabras, ahora no recuerdo qué, y luego a
degustar nuestra cena de Año Nuevo.
Mi esposo me comentó luego,
que había sido muy apropiado lo que le había tocado leer a cada una de las
personas,él las conocía y cada frase correspondía exactamente a algo que podían mejorar en su día a día, ¡cosas de Dios!.
Estábamos los cuatro juntos en familia, había que agradecer el
hecho de poder celebrar todos juntos. Un poco de tristeza había en los ojos de quienes
nos acompañaban ya que por diversos motivos no estaban con sus familias. Nosotros
éramos su familia en este momento y en estas circunstancias.
Días después nos volvimos a reunir y nuestros amigos manifestaron
que lo que más le había gustado de esa noche, era lo de los mensajitos en el
trozo de papel.
Así que tengo que ponerme a trabajar a penas llega la idea, pues a
esta altura de la vida lo que no anoto, se olvida.
Hace dos noches, le comentaba a mí esposo que le hacía la pregunta a Dios de ¿por qué estábamos en un país extraño, qué hacíamos en Panamá ? él me respondió diciéndome que él también le había hecho esa pregunta a Dios.
Esa noche al intercambiar el parecer de cada uno, de la razón de estar en este momento en Panamá nos dimos cuenta de uno de los motivos de estar aquí. Ambos nos dijimos " por esto estabamos aquí"
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.