El asecho a la Iglesia, a los católicos, a los que de una u otra forma nos presentamos como testimonio de una fe que quiere darse a los demás.
El Padre Fortea en su Blog narra lo que le ha tocado vivir al hacer una suplencia al Capellán de un hospital en España. Con su autorización copio el post de ese día.
San Pablo |
Se trata de visitar rápidamente muchas habitaciones para encontrar a aquellos que verdaderamente van a aprovechar nuestra presencia, nuestras palabras, quizá nuestros sacramentos. Ayer di dos unciones de los enfermos.
La vida en el despacho de la capellanía en el descanso tras el almuerzo, no es fácil. En esa parte no funciona el aire acondicionado, es un ático con ventanas imposibles de abrir, y estamos en agosto.
Hasta la capellanía llega el jolgorio y vivacidad de los familiares que esperar a la entrada del pasillo de obstetricia. Cada día nacen nuevos niños. El hospital, de centenares de camas, es una morada de vida y de muerte. Cada día allí los ojos de varios se abren a la vida, o se cierran definitivamente.
Los médicos como siempre con hostilidad: qué hacen los capellanes aquí. Después están las enfermeras que, aunque lo pidan los familiares, no llaman al capellán porque les da la gana. O el médico que hace un comentario despectivo cuando una anciana esposa hace una alusión religiosa. Cada vez que he estado una temporada en el hospital, me han contado historias (normalmente las esposas de sesenta años) que muestran como del indiferentismo hemos pasado a un anticlericalismo militante.
Me he encontrado con el caso, hace un año, que demuestra eso. Yo hablaba con una chica que estaba atendida por un psiquiatra, tenía trastornos de la alimentación, bulimia y anorexia. Cada día estábamos un rato. Ella no tenía nadie con quien hablar y esperaba mi llegada con alegría. Un buen día me dijo que lo sentía con todo su corazón, pero que no podíamos seguir hablando. ¿Por qué? Mi psiquiatra me lo ha prohibido de forma absoluta. No tengo otro remedio que obedecer, si quiero seguir con el tratamiento.
Podría contar muchas historias así. Sólo dentro de unos cuantos años, cuando esto madure más, nos daremos cuenta de hasta dónde ha llegado el odio a la Iglesia.
Publicado por Padre Fortea en 12:45 AM
http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2010/08/esta-es-una-foto-de-una-sustitucion-que.html
En la homilía que el Padre Santos Lorenzana ofreció hace poco en Villa Mosén Sol nos contó como la falta de evangelización se va haciendo cada vez más presente en nuestra sociedad. Al ser este santo sacerdote, de mas de 80 años, el capellán del Hospital Central de Carabobo, nos contaba como al acercarse a los enfermos, heridos y moribundos, muchos de ellos no estaban bautizados o desconocían totalmente a Dios. ¿Cómo darle los sacramentos a una persona en estas condiciones ?, muchas veces es imposible, "confiamos en la misericordia de Dios", nos decía, cuando sus almas se presenten ante el Creador.
¿Es que acaso, el secularismo y relativismo está haciéndose cada vez más presente en los ambientes que nos desenvolvemos?. Los padres están dejando de bautizar a sus hijos, con la excusa de dejarlo para cuando ellos mismos puedan decidir en qué creer y cómo creer, así llegan a adultos totalmente ignorantes de su ser trascendente y apartados de una vida religiosa en familia y muchas veces llena de prácticas religiosas acomodadas a sus maneras de pensar y hechas a sus medidas.
En algunos casos me ha tocado escuchar personas que desacreditan y hacen señalamientos de la Iglesia y sus miembros, esto hace que me de cuenta de la gran ignorancia religiosa que existe y hasta dentro de los mismos católicos, a quienes creo somos los que mas desconocemos de Las Sagradas Escrituras entre todos los cristianos.
Nos toca entonces armarnos de paciencia, tolerancia y sobre todo AMOR, para que ese amor que es la esencia de nuestro verdadero ser, sea el que actúe, obre, el que sirva y se sacrifique en bien de toda la humanidad.
Como ven escribo de lo que me mandan a escribir, estoy aprendiendo a ser dócil al Espíritu, espero hacerlo bien !!!! y mejorar. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.